Conquista madridista del Mundial de Clubes muy lejos del guión previsto. Ganó el Real Madrid forzando la prórroga ante el Kashima japonés, que, contra todo pronóstico, puso contra las cuerdas al conjunto de Zidane. La tranquilidad y la relajación madridista fueron las mejores armas para los japoneses, que llegaron a dominar el marcador. Sin embargo, el gol inicial de Benzema, Cristiano de penalti y los otros dos tantos del portugués en la prórroga, evitaron el desastre.
De este modo, los blancos suman su segundo Mundial de Clubes, quinto título mundial si se suman las tres Copas Intercontinentales del formato anterior y cierran el 2016 con tres títulos: Champions, Supercopa de Europa y esta última corona. Lo han hecho en una final donde, a priori, la principal incógnita era poner nombres a los goles blancos. Sin embargo, el doblete de Shibasaki situó en el mapa al equipo japonés.
La debilidad del conjunto japonés, la gran sorpresa de este Mundial de Clubes, fue patente desde el primer minuto. El Real Madrid buscó la tranquilidad con el tempranero gol de Karim Benzema. El francés aprovechó un rechace del portero japonés Sogahata, tras un tiro de manual de Modric para inaugurar el marcador.
La orquesta japonesa se reivindicó. Dio leves atisbos de querer mostrar algo más que una simple defensa encerrada. Las combinaciones japonesas, que terminaron con un centro desde la derecha de Ogasawara,se midieron a la dupla Lucas Vázquez- Benzema, los únicos madridistas que parecían tomarse el encuentro con cierta seriedad.
Precisamente la relajación madridista fue la mejor arma para el equipo nipón. A pocos minutos de llegar al descanso, Shibasaki dio la sorpresa logrando el empate aprovechando un error defensivo de Varane. Shibasaki se convirtió en el gran héroe del partido. No es para menos. El Real Madrid no recibía un gol en una final mundialista desde hacía 16 años.
Tras el descanso, el Real Madrid tiró de la verticalidad de Modric y de Sergio Ramos, que empezó a calentar buscando el gol y también la seriedad perdida. Sin embargo, lo que se encontró fue con la primera amarilla del partido tras un placaje a Kanazaki y el doblete de Shibasaki de propina. El delantero nipón volvió a perforar la portería de Keylor Navas dando un giro totalmente inesperado al encuentro.
Y entonces llegó la salvación en forma de penalti a Lucas Vázquez. Cristiano, consciente de lo que se jugaba, derribó la portería de Sogahata. El portugués, más bien discreto en el primer tiempo, se reivindicó junto a Benzema, su mejor escudero. El portugués llegó a marcar en fuera de juego y protagonizó una gran jugada individual que, inexplicablemente, no terminó en gol.
El final fue de auténtico infarto. A cinco minutos del final y con un 2-2 en el marcador, el brasileño Fabricio, uno de los cambios japoneses, mandó un cañonazo directo al larguero. Casi dando las gracias el Real Madrid llegó a la prórroga. Y más agradecido se mostró Sergio Ramos, al que inexplicablemente le perdonaron la segunda amarilla.
En un escenario totalmente inesperado, el conjunto de Zidane se plantó en la prórroga. Tiró de concentración y Cristiano se cargó el equipo a las espaldas. Benzema le regaló el 3-1 y el portugués firmó el hat- trick apenas unos minutos más tarde. La esperanza japonesa se apagó del todo cuando Morata estuvo a punto de marcar el quinto.
Con esta sonada victoria, el Real Madrid cierra un 2016 de ensueño con tres títulos: Champions, Supercopa de Europa y el segundo Mundial de Clubes de su historia. Ya ha superado las cuatro copas del Milan y se convierte en el club con más títulos mundiales.
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La orquesta japonesa se reivindicó. Dio leves atisbos de querer mostrar algo más que una simple defensa encerrada. Las combinaciones japonesas, que terminaron con un centro desde la derecha de Ogasawara,se midieron a la dupla Lucas Vázquez- Benzema, los únicos madridistas que parecían tomarse el encuentro con cierta seriedad.
Precisamente la relajación madridista fue la mejor arma para el equipo nipón. A pocos minutos de llegar al descanso, Shibasaki dio la sorpresa logrando el empate aprovechando un error defensivo de Varane. Shibasaki se convirtió en el gran héroe del partido. No es para menos. El Real Madrid no recibía un gol en una final mundialista desde hacía 16 años.
Tras el descanso, el Real Madrid tiró de la verticalidad de Modric y de Sergio Ramos, que empezó a calentar buscando el gol y también la seriedad perdida. Sin embargo, lo que se encontró fue con la primera amarilla del partido tras un placaje a Kanazaki y el doblete de Shibasaki de propina. El delantero nipón volvió a perforar la portería de Keylor Navas dando un giro totalmente inesperado al encuentro.
Y entonces llegó la salvación en forma de penalti a Lucas Vázquez. Cristiano, consciente de lo que se jugaba, derribó la portería de Sogahata. El portugués, más bien discreto en el primer tiempo, se reivindicó junto a Benzema, su mejor escudero. El portugués llegó a marcar en fuera de juego y protagonizó una gran jugada individual que, inexplicablemente, no terminó en gol.
El final fue de auténtico infarto. A cinco minutos del final y con un 2-2 en el marcador, el brasileño Fabricio, uno de los cambios japoneses, mandó un cañonazo directo al larguero. Casi dando las gracias el Real Madrid llegó a la prórroga. Y más agradecido se mostró Sergio Ramos, al que inexplicablemente le perdonaron la segunda amarilla.
En un escenario totalmente inesperado, el conjunto de Zidane se plantó en la prórroga. Tiró de concentración y Cristiano se cargó el equipo a las espaldas. Benzema le regaló el 3-1 y el portugués firmó el hat- trick apenas unos minutos más tarde. La esperanza japonesa se apagó del todo cuando Morata estuvo a punto de marcar el quinto.
Con esta sonada victoria, el Real Madrid cierra un 2016 de ensueño con tres títulos: Champions, Supercopa de Europa y el segundo Mundial de Clubes de su historia. Ya ha superado las cuatro copas del Milan y se convierte en el club con más títulos mundiales.
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