Con gol de Neymar desde el punto penal, Barcelona derrotó de visita a la Real Sociedad en la ida de cuartos de final de Copa del Rey.
Barcelona rompió la mala racha que tenía desde el 2007 en San Sebastián, donde en sus últimas 7 visitas contaba con 5 derrotas y 2 empates. El Mexicano Carlos Vela fue titular y jugó 71 minutos, pero poco pudo hacer.
El Barcelona quería romper la maldición de Anoeta, donde no ganaba desde que la Real regresó a la Primera División, y los locales jugaban con la soltura que normalmente juega el Barça. Pero en cualquier caso, durante la primera fase del partido, se impuso la presión alta, los errores, la imprecisión, la falta de continuidad en el juego de ambos equipos.
El gol no doblegó a la Real pero el Barça continuó progresando adecuadamente, y jugaba cada vez más cómodo, con los de arriba recuperando la fluidez en sus interacciones. Muy bien Neymar, no sólo atacando sino juntándose con Iniesta, Rakitic y Busquets para armar la línea de cuatro en la contención del contrario. En cambio Rakitic insistía en su atasco y estuvo dubitativo con el balón. Suárez fingió ser objeto de una falta de Navas en una de esas jugadas que el uruguayo demuestra que la habilidad no siempre tiene que ver con la inteligencia: ¿qué necesidad hay de ganarse la animadversión de los rivales, y que te tomen la matrícula los árbitros, con semejantes mamarrachadas que no llevan a ninguna parte? Buena primera mitad de los azulgrana, madura, con oficio, atacando con critierio y replegándose rápido y en orden. La Real no jugó horrorosamente mal pero no mereció más de lo que tuvo. Pero el Barça necesitaba ganar el partido para realmente confirmar que la tendencia había cambiado y que ponía rumbo a todos los títulos en juego.
La segunda parte empezó con André Gomes habiendo sustituido a Iniesta y con dos acciones de Neymar brillantes en su concepción y en sus primeros pasos, pero que no supo culminar. Messi lo continuó intentando y Neymar continuó fallando, por poco pero fallando, aunque daba la sensación -peligrosa sensación cuando sólo ganas 0 a 1- de que el Barça tenía el partido controlado. En el minuto 58 el árbitro González González perjudicó gravemente a la Realseñalándole un fuera de juego que de ninguna manera lo era y arruinándole una manifiesta ocasión de gol. Y en el 63, Neymar vio la amarilla por simular un penalti, en un comportamiento antideportivo, infantil y estéril que el Barcelona tendría que reprochar formalmente a sus estrellas.
La Real no renunciaba al empate y empezaba a imponer su ritmo del toma y daca. Al Barça se le esfumó la sensación de tenerlo todo controlado y el primer gol de los locales parecía más probable que el segundo de los visitantes, aunque estando Messi sobre el terreno de juego, esto nunca se sabe.
Pero es significativo constatar que pese al desorden general, la defensa del Barça continuó funcionando sin fisuras, muy bien compactada, confirmando que la recuperación de sensaciones del equipo es algo más que un rumor. En el minuto 81, la Real no había chutado todavía entre los tres palos. El portero del Barça Cilessen, que no tuvo por lo tanto mucho que parar, estuvo magnífico en la interpretación de cómo tenía que salir en cada momento su equipo, y de sus 19 pases largos, sus jugadores pudieron aprovechar 9, un porcentaje notable.
El Barça rompió el maleficio de Anoeta, confirmó que su recuperación no es un espejismo y puso rumbo a los tres títulos en el estado de forma que justo para estas fechas había previsto Luis Enrique.
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Barcelona rompió la mala racha que tenía desde el 2007 en San Sebastián, donde en sus últimas 7 visitas contaba con 5 derrotas y 2 empates. El Mexicano Carlos Vela fue titular y jugó 71 minutos, pero poco pudo hacer.
El Barcelona quería romper la maldición de Anoeta, donde no ganaba desde que la Real regresó a la Primera División, y los locales jugaban con la soltura que normalmente juega el Barça. Pero en cualquier caso, durante la primera fase del partido, se impuso la presión alta, los errores, la imprecisión, la falta de continuidad en el juego de ambos equipos.
Messi intentaba cosas pero le salían regular, y cuando le iba un poco mejor, Neymar no acertaba. La sensación era de que en cualquier momento una de aquellas ideas podría fructificar, y en el minuto 19 llegó el claro penalti que Aritz Eloustondo le hizo a Neymar y que el brasileño transformó. Hacía seis partidos que el Barcelona no era capaz de empezar marcando en Anoeta.
El gol no doblegó a la Real pero el Barça continuó progresando adecuadamente, y jugaba cada vez más cómodo, con los de arriba recuperando la fluidez en sus interacciones. Muy bien Neymar, no sólo atacando sino juntándose con Iniesta, Rakitic y Busquets para armar la línea de cuatro en la contención del contrario. En cambio Rakitic insistía en su atasco y estuvo dubitativo con el balón. Suárez fingió ser objeto de una falta de Navas en una de esas jugadas que el uruguayo demuestra que la habilidad no siempre tiene que ver con la inteligencia: ¿qué necesidad hay de ganarse la animadversión de los rivales, y que te tomen la matrícula los árbitros, con semejantes mamarrachadas que no llevan a ninguna parte? Buena primera mitad de los azulgrana, madura, con oficio, atacando con critierio y replegándose rápido y en orden. La Real no jugó horrorosamente mal pero no mereció más de lo que tuvo. Pero el Barça necesitaba ganar el partido para realmente confirmar que la tendencia había cambiado y que ponía rumbo a todos los títulos en juego.
La segunda parte empezó con André Gomes habiendo sustituido a Iniesta y con dos acciones de Neymar brillantes en su concepción y en sus primeros pasos, pero que no supo culminar. Messi lo continuó intentando y Neymar continuó fallando, por poco pero fallando, aunque daba la sensación -peligrosa sensación cuando sólo ganas 0 a 1- de que el Barça tenía el partido controlado. En el minuto 58 el árbitro González González perjudicó gravemente a la Realseñalándole un fuera de juego que de ninguna manera lo era y arruinándole una manifiesta ocasión de gol. Y en el 63, Neymar vio la amarilla por simular un penalti, en un comportamiento antideportivo, infantil y estéril que el Barcelona tendría que reprochar formalmente a sus estrellas.
La Real no renunciaba al empate y empezaba a imponer su ritmo del toma y daca. Al Barça se le esfumó la sensación de tenerlo todo controlado y el primer gol de los locales parecía más probable que el segundo de los visitantes, aunque estando Messi sobre el terreno de juego, esto nunca se sabe.
Pero es significativo constatar que pese al desorden general, la defensa del Barça continuó funcionando sin fisuras, muy bien compactada, confirmando que la recuperación de sensaciones del equipo es algo más que un rumor. En el minuto 81, la Real no había chutado todavía entre los tres palos. El portero del Barça Cilessen, que no tuvo por lo tanto mucho que parar, estuvo magnífico en la interpretación de cómo tenía que salir en cada momento su equipo, y de sus 19 pases largos, sus jugadores pudieron aprovechar 9, un porcentaje notable.
El Barça rompió el maleficio de Anoeta, confirmó que su recuperación no es un espejismo y puso rumbo a los tres títulos en el estado de forma que justo para estas fechas había previsto Luis Enrique.
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